Yo tengo uno muy divertido. Ocurrió allá por 1991, cuando tenía la mala costumbre de bajarme el HQ a la calle para jugar con los niños del barrio.
Bueno, el caso es que mi mejor amigo siempre se quedaba detrás porque le salían tiradas pequeñas de movimiento, así que siempre llega el último a los sitios y no podía pedir tesoro. El caso es que al ver su carilla de tristeza, decidí reservarle una habitación para que fuese él quien buscase, quedándome cerca por si le aparecía monstruo errante. El caso es va el tío y dice: "ya era hora. Ahora que no me toque nada...". Dicho y hecho, jajaja. Le salió Nada. Y leyó: "Nada. A pesar de tu búsqueda minuciosa no encuentras nada". Jajajajaja. Se le quedó la misma cara que al tío de la carta, y desde entonces los dos tenemos el texto de esa carta grabada en la mollera. Jejejejeje.